Si bien las selvas tropicales de Costa Rica captan la atención de los observadores de aves por derecho propio, nuestro refugio aislado en la montaña ofrece una oportunidad única para avistar a un visitante especial del norte: la Reinita de Townsend. Esta deslumbrante avecita cantora no es residente permanente, pero durante sus viajes migratorios, adorna las elevaciones más altas de Costa Rica con su vibrante presencia.
Un Arlequín Audaz
La Reinita de Townsend es un deleite visual. Los machos lucen una llamativa corona y garganta negras, compensadas por un rostro dorado resplandeciente y una mancha negra audaz en la mejilla. Su dorso verde oliva contrasta bellamente con las barras blancas brillantes de las alas, y su parte inferior es de un amarillo sol, fuertemente rayado de negro en los flancos. Las hembras, aunque menos llamativas, no son menos encantadoras. Comparten las partes superiores oliva y las barras de las alas blancas, pero su cabeza es de un marrón oliva tenue y su garganta es de un amarillo suave.
Una Vida Entre Gigantes
Estos activos insectívoros revolotean entre el dosel de los altos árboles coníferos, su hábitat preferido. Aquí, en el refugio de montaña, pinos y abetos imponentes crean el ambiente perfecto para estos pequeños acróbatas. Detectarlos puede ser un desafío, ya que tienden a alimentarse en lo alto de las ramas, revoloteando y planeando para atrapar insectos de las hojas. Pero su canto persistente y zumbante, a menudo descrito como variable y similar a la Reinita Gorjinegra (su pariente del este), puede ser una buena pista de su presencia.
Una Ventana al Mundo de la Migración
La Reinita de Townsend es un migrante de larga distancia. Se reproduce en los frescos bosques de coníferas del noroeste del Pacífico en América del Norte, aventurándose hacia el sur para el invierno. Si bien la mayoría se dirige a México y Centroamérica, una población más pequeña elige las tierras altas de Costa Rica. Su llegada aquí, generalmente en septiembre u octubre, coincide con la llegada de otras reinitas migratorias, lo que la convierte en una época privilegiada para los amantes de la observación de aves.
Un Vistazo a un Mundo Diferente
La presencia de la Reinita de Townsend en nuestro refugio de montaña es un delicioso recordatorio de la interconexión del mundo natural. Estos diminutos viajeros salvan la brecha entre continentes, llevando consigo las historias de tierras lejanas. Vislumbrar una volando entre los pinos es tener la oportunidad de presenciar una pequeña pero significativa pieza del gran rompecabezas migratorio.
Consejos para Observar la Reinita de Townsend
Si está ansioso por ver a este visitante especial durante su estadía en nuestro refugio de montaña, aquí le brindamos algunos consejos:
- Diríjase a las Alturas: La Reinita de Townsend prefiere las altitudes más elevadas, por lo que las caminatas de observación de aves y los paseos por las montañas son su mejor opción.
- Preste Oído: Su canto zumbante es un buen indicio. Si bien es variable, puede ayudarlo a localizar su ubicación en el dosel.
- La Paciencia es Clave: Detectarlos puede ser difícil debido a su hábitat preferido. Sea paciente y persistente, y mantenga los ojos bien abiertos para ver un destello dorado entre el verde.
- Traiga Binoculares: Dada su tendencia a permanecer en lo alto de los árboles, unos buenos binoculares son esenciales para apreciar sus marcas únicas.
Con un poco de planificación y una pizca de conocimientos sobre observación de aves, podría ser recompensado con el avistamiento de la Reinita de Townsend, un arlequín deslumbrante proveniente de lejos, que adorna las laderas montañosas de nuestro refugio costarricense.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.






