En lo alto de las montañas costarricenses, nuestro refugio ofrece un paraíso para los amantes de la naturaleza. Pero en medio de la exuberante vegetación y la flora vibrante, son las joyas aladas del mundo de las aves las que verdaderamente se roban el espectáculo. Hoy, enfocamos nuestros binoculares en un visitante que inyecta un rayo de sol al bosque nuboso: la Reinita Protonotaria.
Un código de vestimenta deslumbrante
Imagine un ave sumergida en el sol. ¡Esa es la Reinita Protonotaria! El macho es una visión de un amarillo dorado brillante, un color que se extiende desde la cabeza hasta el pecho. Su espalda luce un toque de verde oliva, agregando profundidad a su plumaje. Alas y cola de un gris azulado intenso completan el cuadro, con un destello de blanco visible debajo de su cola. La hembra, aunque carece de la vitalidad del macho, no es menos encantadora. Su amarillo es más suave, como el plumón de diente de león, y su plumaje general es ligeramente más opaco.
Un cantor del sotobosque
Si bien se podría esperar que un ave tan llamativa domine las copas de los árboles, la Reinita Protonotaria prefiere los niveles inferiores del bosque. Se desliza por el sotobosque, un destello de amarillo entre el follaje verde. Es una forrajeadora activa, saltando a lo largo de ramas y árboles caídos, sus cortas patas la impulsan con sorprendente agilidad. Sus ojos penetrantes escudriñan en busca de insectos, caracoles y otros manjares que componen su dieta.
Una voz como campanitas
Sin embargo, levante la vista y podría ser recompensado con un canto delicioso. La melodía de la Reinita Protonotaria es una serie simple pero cautivadora de notas agudas: un “sweet-sweet-sweet” claro y resonante que resuena entre los árboles. Este canto vibrante es una señal infalible de que un macho está reclamando su territorio o tratando de atraer a una pareja.
Un viajero de lejos
Estas pequeñas ráfagas de sol son en realidad migratorias. Se reproducen en el sureste de los Estados Unidos y bajan hacia Costa Rica y otras partes de Centro y Sudamérica para el invierno. Aquí, en nuestro refugio de montaña, tenemos la suerte de observarlas durante su escala, generalmente de septiembre a abril.
Una invitada especial en el bosque nuboso
El hábitat preferido de la Reinita Protonotaria son los bosques pantanosos y las áreas cercanas al agua. Si bien no son tan comunes en las montañas como otras especies de reinitas, en ocasiones se las puede ver en las zonas bajas de nuestro refugio, especialmente cerca de arroyos o estanques. Si tiene la suerte de ver una, tómese un momento para apreciar a esta visitante deslumbrante, una pequeña embajadora de un mundo lejano.
Consejos para avistarla:
- Busque un ave pequeña (alrededor de 14 cm) de color amarillo brillante con una cola corta y un pico grande.
- Obsérvelas buscando alimento en las partes bajas del bosque, saltando a lo largo de las ramas o revoloteando entre los arbustos.
- Esté atento a su canto claro y resonante: una serie de notas agudas “sweet”.
Con un poco de paciencia y un ojo atento, quizás tenga la suerte de encontrarse con la Reinita Protonotaria durante su estadía en nuestro refugio de montaña. Esta pequeña bola de sol es un recordatorio de la increíble diversidad de aves que ofrece Costa Rica. Mantenga los ojos bien abiertos y podrá ser testigo de un toque de magia volando entre los árboles.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.






