En lo alto de las montañas costarricenses, donde el abrazo esmeralda de la selva tropical se encuentra con el beso fresco del bosque nuboso, revolotea una joya deslumbrante: el Mango Veraguense. Este colibrí fascinante, con su plumaje vibrante y espíritu juguetón, es un residente cautivador de nuestro retiro en el corazón de Costa Rica.
Durante años, el Mango Veraguense se confundió con su primo cercano, el Mango Pechiverde. Pero en 1995, observadores entusiastas notaron sutiles diferencias en su apariencia y distribución geográfica. El Mango Veraguense, como su nombre lo indica, adorna los cielos de Panamá y, más recientemente, las tierras bajas del Pacífico de Costa Rica, particularmente la Península de Osa.
Un Avistamiento para Contemplar
El Mango Veraguense es un colibrí de tamaño mediano, que suele alcanzar longitudes de 11-12 centímetros. Los machos son un espectáculo para la vista. Su cuerpo entero brilla con un resplandor esmeralda iridiscente, como una gema viviente. Este verde cautivador se extiende incluso a sus colas, que adquieren un tono más oscuro, casi violáceo. Pero el verdadero protagonista es su garganta y pecho. Aquí, a diferencia del Mango Pechiverde con su parche negro, el Veraguense luce una deslumbrante franja azul, agregando un toque de elegancia real.
Las hembras, aunque menos llamativas, no son menos hermosas. Sus partes inferiores están adornadas con un blanco limpio, interrumpido solo por una delicada línea verdosa que corre por el centro. Esta línea puede ser bastante similar a la de las hembras del Mango Pechiverde, lo que dificulta la diferenciación para el ojo inexperto. Los juveniles añaden otra capa de encanto con sus bordes naranjas que enmarcan sus partes inferiores blancas.
Una Vida en las Alas
El Mango Veraguense es una criatura del aire, y pasa la mayor parte de sus días revoloteando de flor en flor en busca de néctar, su principal fuente de alimento. Sus picos largos y ligeramente curvados se adaptan perfectamente para llegar al fondo de las flores, mientras que sus alas baten a una velocidad increíble, creando un zumbido fascinante.
Estos pequeños paquetes de energía son vitales para el ecosistema de la selva tropical, actuando como polinizadores para una amplia variedad de plantas con flores. A medida que vuelan a través del dosel, transfiriendo el polen de una flor a otra, aseguran la salud y la diversidad continua de la vida vegetal.
Observando un Mango Veraguense en Nuestro Retiro
Si tiene la suerte de visitar nuestro retiro de montaña, es posible que vea un Mango Veraguense. Nuestros exuberantes jardines, repletos de flores vibrantes, son un imán natural para estas aves amantes del néctar. Mantenga los ojos bien abiertos para ver un destello de esmeralda que se desliza entre las flores y escuche el suave zumbido de sus alas.
Con un poco de paciencia, podría ser recompensado con el avistamiento de esta criatura cautivadora. Y quién sabe, incluso podría capturar una fotografía de esta deslumbrante joya, un recordatorio de la magia que le espera en las montañas de Costa Rica.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.






