El abrazo montañoso de Hotel Rivel alberga una deslumbrante variedad de maravillas aviarias. Hoy, dirigimos nuestros binoculares hacia un residente vestido con una llamativa mezcla de zafiro y negro azabache: la Chara Azul (Cyanolyca cucullata).
Una Silueta en Tonos de Joyas
Imagine un ave del tamaño de un mirlo grande, envuelta en un manto del azul más profundo. Ahora, agregue una capucha negra que desciende bruscamente desde su corona y abraza la parte superior de su pecho. Esta es la característica distintiva de la Chara Azul, residente de los bosques tropicales y subtropicales montanos que adornan nuestro entorno.
Pero espere, ¡hay más! Observe un poco más de cerca y notará un detalle impresionante: la parte posterior de la cabeza y el cuello de la chara exhiben una mancha azul cielo vibrante, elegantemente bordeada por una línea blanca nítida. Esta deslumbrante «capucha» es lo que le da nombre al ave. El pico negro, los ojos rojo oscuro y las patas negras como la tinta completan el cuadro de elegancia aviar.
Un Carácter Sociable
Si bien la Chara Azul puede robarse el espectáculo con su apariencia deslumbrante, su vida social es igualmente interesante. Estas charas rara vez se ven solas, prefiriendo revolotear entre los árboles en parejas o pequeños grupos familiares. A menudo se las encuentra junto a otras especies de charas, oropéndolas e incluso tucanetes, formando un tapiz vibrante de color y sonido en el dosel del bosque.
Una Maestra de las Montañas
La Chara Azul es una exploradora nata, adepta a navegar por el denso follaje de nuestros bosques de montaña. Son recolectoras acrobáticas, revoloteando de rama en rama e investigando cada rincón en busca de alimento. Su dieta es un buffet de delicias, que incluye insectos, frutas, semillas e incluso pequeños lagartos.
Una Vida Entre las Hojas
La Chara Azul es un reproductor residente en Costa Rica, que construye su nido en forma de copa en lo alto de los árboles. Estos nidos están meticulosamente elaborados con ramitas, hojas y otros materiales vegetales, a menudo revestidos con materiales más suaves como musgo y plumas para mayor comodidad. La hembra generalmente pone de 3 a 4 huevos, que se incuban durante aproximadamente dos semanas. Una vez nacidos, los polluelos permanecen en el nido durante aproximadamente un mes antes de aventurarse al mundo con sus padres.
Observando la Gema Azul
La Chara Azul, aunque no es tímida, puede ser difícil de detectar debido a su preferencia por las partes altas del bosque. Sin embargo, sus llamadas fuertes y escandalosas a menudo pueden servir como un indicio. Con un poco de paciencia y un buen ojo, es posible que capte un destello de azul celeste revoloteando entre los árboles, dejándolo sin aliento con su belleza.
Un Embajador de las Montañas
La presencia de la Chara Azul es un testimonio de la salud y la biodiversidad de los bosques que rodean el Hotel Rivel. Sus colores vibrantes y sus cantos vivos añaden un toque de magia a nuestro refugio de montaña. Al explorar los senderos, mantenga los ojos bien abiertos para buscar estas joyas emplumadas: un avistamiento seguramente será un punto culminante de su aventura costarricense.
¿Tiene alguna pregunta sobre la Chara Azul u otras aves de Costa Rica? ¡Deje un comentario a continuación y estaremos encantados de responderle!
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica
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