Si bien Costa Rica cuenta con un vibrante tapiz de aves residentes, algunos amigos emplumados nos honran con su presencia solo durante la migración. Uno de esos visitantes es el Pibí Occidental, un fascinante mosquero pequeño que adorna nuestros bosques de montaña con su presencia animada de marzo a septiembre.
Un Maestro del Camuflaje:
A primera vista, el Pibí Occidental puede parecer insignificante. Su plumaje es un estudio de tonos apagados – grisáceo parduzco en la parte superior con un toque de oliva en el pecho y dos barras alares pálidas. Pero este atuendo aparentemente simple es una clase magistral de camuflaje, lo que le permite al Pibí Occidental mezclarse perfectamente con la luz tenue que se filtra a través de las hojas.
El Arte de la Percha:
Este pequeño cazador es un maestro de la paciencia. A diferencia de sus parientes colibríes más llamativos que revolotean de flor en flor, el Pibí Occidental emplea una estrategia de «quedarse quieto y esperar». Posado en posición vertical sobre una rama expuesta, con sus largas alas plegadas y su cabeza puntiaguda en alto, escruta su entorno con ojos agudos e inteligentes.
El Canto del Cazador:
Pero el Pibí Occidental no es completamente silencioso. Su propio nombre es una pista de su llamado distintivo: un «pibí» fuerte y claro que resuena en el aire de la montaña. Este llamado persistente tiene un doble propósito: atraer a una pareja y mantener a raya a los Pibís rivales.
La Danza de la Caza:
Mientras está posado, los ojos penetrantes del Pibí Occidental detectan el menor movimiento. Un parpadeo de una mosca, un aleteo de una polilla: eso es todo lo que se necesita para desencadenar su instinto depredador. En un destello de movimiento, el Pibí se lanza desde su percha, sus alas zumbando silenciosamente. Atrapa al insecto desprevenido en el aire con su pico afilado, y a menudo regresa a la misma percha para saborear su presa.
Un Tesoro Transeúnte:
La presencia del Pibí Occidental en nuestro refugio de montaña es un placer fugaz. Pero durante su estadía, nos deleita con su tranquila determinación, sus notables habilidades de caza y su canto claro e inquebrantable.
Consejos para Observarlo:
Para aquellos ansiosos por ver a esta pequeña maravilla, estén atentos a un ave pequeña y grisácea encaramada en un lugar prominente en ramas expuestas en bosques abiertos, lindes del bosque o cerca de arroyos. Escuche su penetrante llamado «pibí», un sonido que seguramente lo llevará a este fascinante visitante aviar.
Entonces, la próxima vez que explore las exuberantes montañas de nuestro retiro costarricense, esté atento al canto distintivo del Pibí Occidental. Con un poco de paciencia, podría ser recompensado con un vistazo de este notable pequeño mosquero en acción.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.
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