En lo alto de las montañas de Costa Rica, en medio del abrazo esmeralda de la selva tropical, quizás no esperes encontrar a una criatura llamada “playero errante”. Sin embargo, esta ave playera, bien nombrada, toma un desvío sorprendente en sus largas migraciones, adornando la costa pacífica de Costa Rica con su presencia durante una parte del año.
El playero errante (Tringa incana) es un ave zancuda de tamaño mediano, conocida por su elegante silueta y su característica cola balanceante. Durante la temporada de reproducción, sus partes superiores se transforman en un gris oscuro y frío, mientras que sus partes inferiores se convierten en un lienzo de barras negras y blancas contrastantes y audaces. En plumaje no reproductivo, adopta un look más sobrio, con partes inferiores claras y un pecho grisáceo. Una línea pálida que se extiende sobre su ojo agrega un toque de distinción en todas las estaciones.
Verdadero ciudadano del mundo, el playero errante posee una impresionante área de migración. Se reproduce en el extremo norte, en Siberia, Alaska y el noroeste de Canadá. Cuando llega el invierno, emprende un viaje fenomenal, recorriendo miles de kilómetros hacia el sur. Si bien la costa pacífica de América del Norte es un destino popular, una cantidad sorprendente de estas aves elige pasar el invierno en un lugar bastante inesperado: ¡las montañas de Costa Rica!
Aquí, a las orillas de lagos escondidos y ríos caudalosos, el playero errante encuentra un refugio temporal. Navega hábilmente por las costas rocosas, sus largas patas amarillas lo impulsan hacia adelante mientras su pico afilado y amarillo sondea el agua y el barro en busca de golosinas escondidas. Su dieta se compone principalmente de pequeños invertebrados, crustáceos e insectos, que recolecta con una destreza impresionante.
Si bien el playero errante puede parecer solitario, a veces se le puede encontrar en pequeños grupos, alimentándose uno al lado del otro o disfrutando de una exhibición lúdica de acrobacias aéreas. Sus llamadas, una serie de notas agudas y penetrantes, a menudo sirven como un sistema de alerta para otras aves, lo que le valió el apodo de “playero errante”.
Avistar a un playero errante en las montañas de Costa Rica es una agradable sorpresa. Es un testimonio de la increíble diversidad de aves que se encuentran en este notable país, y un recordatorio de que incluso los refugios más altos de altitud pueden ofrecer un santuario para las maravillas migratorias.
Consejos para observar el Playero Errante:
- Visite la costa pacífica de Costa Rica durante los meses de invierno (generalmente de noviembre a abril).
- Esté atento a las orillas rocosas de lagos, ríos y estuarios.
- Busque un ave zancuda de tamaño mediano con un pico largo y oscuro, patas amarillas y una cola distintiva que se balancea.
- Escuche sus chillidos agudos y penetrantes.
Con un poco de paciencia y un ojo atento, quizás tenga la suerte de encontrarse con este fascinante viajero emplumado en su aventura costarricense.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.






