En el Retiro Costarricense, enclavado en el abrazo esmeralda de las montañas, nos dedicamos no solo a su rejuvenecimiento físico sino también a enriquecer su conexión con el vibrante tapiz de vida que nos rodea. Hoy, enfocamos nuestra atención en un residente bastante reservado de los humedales costarricenses: el Martinete Coronado (Nyctanassa violacea).
Un Maestro del Disfraz
A diferencia de su pariente llamativo, la Garza Verde, el Martinete Coronado prefiere un estilo más discreto. Imagine un ave rechoncha, del tamaño aproximado de un cuervo, con una cabeza voluminosa y un cuello grueso. Su plumaje es un estudio de grises fríos, acentuado por una corona negra azabache que se extiende por la nuca. Una mancha blanca adorna su mejilla, y si observa con atención, podrá vislumbrar la característica de su nombre: un toque sutil de amarillo crema que adorna su corona. Sin embargo, esta corona sutil se puede pasar por alto fácilmente dependiendo de la luz.
Movimientos Nocturnos: Descubriendo al Cazador Nocturno
A diferencia de muchas garzas que adornan nuestro cielo diurno, el Martinete Coronado es una criatura del crepúsculo. Al anochecer, estas garzas emergen de sus escondites en árboles densos, transformándose en asesinos silenciosos. Con pasos lentos y deliberados, acechan a sus presas en aguas poco profundas, adoptando a menudo una postura encorvada. Sus ojos agudos perforan la oscuridad, buscando peces, ranas, cangrejos e insectos desprevenidos. Su pico grueso, perfectamente diseñado para atrapar presas, los convierte en cazadores formidables.
Un Refugio para el Don Juan Tímido
Si bien el Martinete Coronado se encuentra en toda América, Costa Rica ofrece un refugio a estas aves tímidas. Prefieren los humedales costeros, incluidas las islas barrera, los marismas salados y los manglares. No obstante, no se sorprenda si los ve también en áreas del interior, frecuentando bosques bajos, pantanos e incluso aventurándose ocasionalmente en prados o campos húmedos.
Encontrando a su Martinete
Si está ansioso por ver a esta ave esquiva, la paciencia es clave. Explore los humedales y cursos de agua alrededor de nuestro refugio durante el crepúsculo. Esté atento a las figuras solitarias posadas en ramas o acechando las aguas poco profundas. Sus graznidos guturales también podrían delatar su presencia.
Un Recordatorio: Sea un Observador Responsable
Recuerde que estas aves prosperan bajo el manto de la oscuridad. Use luz mínima cuando las busque y evite perturbar sus zonas de descanso o alimentación.
Siguiendo estas pautas, es posible que sea recompensado con un vistazo a esta criatura cautivadora: un Casanova misterioso que agrega su encanto único a la noche costarricense.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.






