Si bien nuestro retiro de montaña ofrece vistas impresionantes y una inmersión en el exuberante interior esmeralda de Costa Rica, los observadores de aves ávidos podrían anhelar vislumbrar los tesoros del océano. Hoy, ponemos la mira en una criatura magnífica que, aunque no es residente permanente, adorna nuestras costas del Pacífico con su presencia: el Rabijunto Colirrojo.
Imagine esto: Se encuentra en uno de los impresionantes pueblos costeros de Costa Rica, disfrutando del sol y la brisa salada. De repente, un rayo de blanco surca el lienzo azul celeste del cielo. A medida que se acerca, las inconfundibles plumas rojas de la cola se despliegan, delatando la identidad de este acróbata aéreo: el Rabijunto Colirrojo.
Un Maestro del Mar Abierto
A diferencia de muchas de las maravillas emplumadas que encontrará en nuestro retiro, el Rabijunto Colirrojo (Phaethon rubricauda) es una criatura del vasto océano abierto. Su cuerpo aerodinámico, que alcanza hasta 94 cm de largo con una envergadura de casi 1,2 metros, está perfectamente adaptado para planear sin esfuerzo sobre las olas. A diferencia de los charranes, a los que se asemejan superficialmente, los rabijuntos tienen una constitución más robusta, lo que los hace expertos en viajes de larga distancia.
Una Apariencia Inigualable
El plumaje del Rabijunto Colirrojo es un estudio de contrastes. Su cuerpo está adornado con un blanco deslumbrante, a menudo con un tinte rosado sutil. Una llamativa máscara negra, que se asemeja a una coma, se extiende desde el pico hacia atrás, enmarcando sus ojos marrón oscuro. Sin embargo, el verdadero protagonista son las plumas de la cola que le dan nombre. ¡Estas vibrantes plumas rojas pueden alcanzar hasta 35 cm de largo, casi el doble del tamaño del cuerpo del ave! Añaden un toque de drama a la silueta del Rabijunto y lo ayudan en sus maniobras aéreas.
Un Vistazo al Paraíso
Si bien el Rabijunto Colirrojo puede no ser un residente permanente del valle central de Costa Rica, donde se encuentra nuestro refugio, adorna la costa del Pacífico con su presencia. Si tiene la suerte de ver a uno volando sobre las aguas turquesas, tómese un momento para apreciar a este magnífico embajador aviar del trópico.
Para aquellos que anhelan un encuentro garantizado con esta maravilla, aventurarse a las zonas costeras de Costa Rica como Guanacaste o la Península de Osa podría ser una opción. Sin embargo, incluso un vistazo fugaz de esta maravilla de cola roja seguramente dejará una impresión duradera.
¡Estén atentos, queridos observadores de aves! La próxima vez que se encuentre tomando el sol en las costas de Costa Rica, podría ser testigo de un espectáculo deslumbrante del Rabijunto Colirrojo.
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.
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