En nuestro retiro de montaña, enclavado en el abrazo esmeralda de las selvas tropicales de Costa Rica, tenemos la suerte de presenciar una deslumbrante variedad de aves visitantes. Hoy, dirigimos nuestra mirada a un huésped temporal, un chispazo vibrante contra el exuberante telón de fondo: el Oropéndola de Baltimore.
El Oropéndola de Baltimore, con su plumaje naranja intenso y su llamativa máscara negra en los machos, es un visitante de América del Norte. Con la llegada del otoño, cuando el frío desciende sobre sus hogares del norte, estas aves emprenden un viaje hacia el sur, transformando la estación seca de Costa Rica (de diciembre a abril) en su propio paraíso invernal vibrante.
Si bien no son tan comunes como algunas especies residentes, mantén los ojos bien abiertos (¡y los oídos atentos!) para detectar estos destellos de naranja revoloteando entre los árboles. Es más probable que los encuentres en las elevaciones medias donde se encuentra nuestro retiro.
Un Festín para los Sentidos
El Oropéndola de Baltimore es un verdadero omnívoro. Sus picos afilados están perfectamente adaptados para extraer néctar de las flores de los árboles Erythrina, Inga y Calliandra, agregando una dulce melodía a la sinfonía de la selva tropical con sus emocionados chirridos mientras se alimentan. También son visitantes frecuentes de los comederos de frutas, saboreando bananos y una mezcla de otras ofrendas tropicales. Pero su dieta no es solo dulce. Estas aves son cazadoras hábiles, que recolectan insectos de ramas y hojas, manteniendo el equilibrio del ecosistema de la selva tropical.
Un Canto de las Estaciones
Si bien su canto completo y silbado es una melodía apreciada en sus hogares del norte, aquí en Costa Rica, es más probable que escuches sus agudos chillidos «churr» mientras se comunican y navegan por la selva tropical. Sin embargo, algunos visitantes afortunados podrían ser invitados a un adelanto de su serenata primaveral mientras se preparan para su migración hacia el norte.
Observando a un Oropéndola de Baltimore
Estas aves activas rara vez permanecen quietas por mucho tiempo. Pero búscalas en el dosel medio a superior de los árboles, especialmente cerca de árboles floridos o comederos de frutas. Su plumaje naranja, especialmente en los machos, es un claro indicio. Las hembras y los machos jóvenes son más discretos, con partes inferiores de color amarillo a naranja y marcas negras en la cabeza.
Un Tesoro Temporal
La presencia del Oropéndola de Baltimore en Costa Rica es un regalo fugaz, un recordatorio de la interconexión del mundo natural. A medida que se acerca la primavera, responderán al llamado del norte, dejando atrás un recuerdo de un naranja vibrante contra el tapiz esmeralda de la selva tropical. Pero no temas, Costa Rica cuenta con una gran cantidad de aves residentes fascinantes esperando ser descubiertas. ¡No te pierdas nuestras próximas publicaciones mientras exploramos la deslumbrante diversidad de aves que habitan en nuestro refugio de montaña!
Para obtener más información, consulte nuestra guía completa sobre las aves de Costa Rica.
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